conquistadores negros

Los mulatos de Esmeraldas (1599), óleo del pintor mestizo Andrés Sánchez Gallque, Museo de América. Esta pintura se realizó a fin de obsequiar a Felipe III con una obra que plasmara la exitosa conversión de los cimarrones, esclavos negros fugados o rescatados de naufragios que acababan por convertirse en caciques de comunidades indígenas, auténticos conquistadores negros.

Esclavitud en Europa y España durante la Edad Media

Al contrario de la imagen popular que se tiene sobre las sociedades europeas de la Edad Media, donde la esclavitud habría dado paso; debido a la caída del imperio romano, la influencia del cristianismo, y el desarrollo del feudalismo; a la servidumbre, la realidad sería muy diferente. La esclavitud perduraría en la Edad Media, no como una institución de una edad anterior, sino como un elemento propio de la época. Sufriría cambios e innovaciones a lo largo de toda la edad media hasta convertirse en su versión más conocida del comercio transatlántico (Rio: 2017).

Es cierto que la visión que se tiene de la esclavitud desde las sociedades europeas medievales evoluciona, y progresivamente se percibe de una forma más negativa, sobre todo desde una perspectiva religiosa. De esta forma, para la iglesia y las monarquías europeas, la venta de un esclavo cristiano a un no cristiano, acabaría siendo inaceptable. Si bien no así la venta un pagano o musulmán, o, simplemente, la compraventa entre cristianos (Blumenthal: 2009: 20). Prueba de ello serían los acuerdos franco-venecianos con respecto al comercio de estos de esclavos cristianos en Egipto (Rio: 2017).

En el caso de la península ibérica, los visigodos la mantendrán y se preocuparán de su regulación (Scott: 2009). Con la llegada más adelante de los musulmanes a la Península, la esclavitud continúa de una forma más intensa, el califato cordobés se erigiría como gran centro de esclavos (Rio: 2017). Además, el conflicto entre los reinos cristianos y musulmanes produciría constantes fuentes de esclavos. Todos los reinos se prestarían a tomar y vender esclavos. De hecho, sería común para los reinos cristianos vender a los prisioneros musulmanes de nuevo a los reinos islámicos, o venderlos a terceros fuera de la península. Un ejemplo de ello sería la conquista de Almería, donde 10.000 mujeres y niños serían vendidos en los mercados de esclavos de Génova (Smith: 1989). La Reconquista, al acercarse a los grandes núcleos de población del sur, y finalizar con la toma de Granada, haría desaparecer gradualmente esta fuente de ingresos.

Esclavitud en la Edad Moderna temprana en la Península

Agotada esta fuente de esclavos, la Península centrará su vista en el Atlántico (ver De motivaciones y medios. Génesis y significado de la era de los descubrimientos en Especial n.º 18: La Armada española (II). La era de los descubrimientos). Las primeras tomas de esclavos africanos por parte de Portugal ocurrirían ya en 1441 y solo se incrementarían con el avance portugués a lo largo de la costa africana. Gracias a los esfuerzo de Enrique el Navegante, la corona portuguesa se haría con los derechos del comercio africano en 1455 por bula papal. La corona se lucraría con la re-exportación de esclavos, principalmente, a Castilla, y a través de ella, a sus colonias en América (Saunders: 2010: 5). Esta realidad transformaría poco a poco las ciudades del sur peninsular. Se estima que el valle del Guadalquivir recibiría las mayores importaciones de esclavos desde Portugal, y desde donde luego una parte sería enviada a América. En Sevilla, donde, en 1565, habría 6.327 esclavos de origen africano de un total de habitantes de 85.538 (Earle y Lowe: 2010: 70). Es entonces cuando la esclavitud adquiere una mayor escala y carácter puramente comercial y regulado, en comparación con la experimentada en la península hasta la fecha. Se justificaría como una cruzada que llevaría el cristianismo a los africanos paganos (Saunders: 2010: 36).

El cambio de paradigma en la adquisición de esclavos, añadiría lentamente el elemento racial a la esclavitud. Desde entonces, el esclavo se vería cada vez más en la mentalidad de la época como una persona africana; que se representarían en un caricaturesco retrato de pereza, borrachera, crimen; y que en cierto modo, justificaría su condición (Earle y Lowe: 2010: 28).

Personas de origen africano en la conquista de América

El descubrimiento de América y su conquista contará con un número amplio de africanos. Sería así común para un español tener auxiliares nativos o negros, y lo considerarían una gran penuria estar sin ellos (Restall: 2003: 51).

Los castellanos solían imaginar a los africanos como buenos luchadores. Esclavos negros habrían servido durante cientos de años en el mundo islámico, incluida la península ibérica. La mayoría eran esclavizados en guerras, por lo que muchas veces ya tenían experiencia de combate. Los africanos en América tendrían la motivación de desarrollar experiencia en combate para ganar la libertad, la típica recompensa de un conquistador negro, o riqueza en el caso de libertos voluntarios (Restall: 2003: 61 y Thomas: 1999).

Tanto las fuentes nativas como españolas hacen referencias a la presencia de negros, típicamente sin dar datos específicos. El códice florentino, por ejemplo, dice que con los españoles venían algunos negros de oscuro pelo rizado (Restall: 2003: 57). Debido a la condición de esclavitud de los africanos y una creciente visión etnocentrista castellana, el amplio rol de los africanos es ignorado en los textos sobre la conquista. Las referencias a su participación suelen ser indirectas y escasas, pero todas ellas forman una prueba sólida de su presencia (Restall: 2003: 52).

Los primeros africanos traídos a América llegarían en 1502. En 1510, la corona autorizaría el envío de 250 esclavos a La Española. A finales de siglo, 100.000 se habrían enviado al continente, y dado que las colonias españolas se construían principalmente en zonas de alta población, la mano de obra solía ser nativa, y los negros ocuparían inicialmente roles domésticos, como sirvientes, símbolos de estatus social. Mientras que durante la conquista, serían auxiliares de los conquistadores (Restall: 2003: 54).

Diego Velázquez escribiría al rey en 1515 que muchos esclavos negros habían participado en la conquista de Cuba (Restall: 2003: 56). La conquista de México contaría con unas pocas docenas, pues por entonces, un esclavo alcanzaba un precio exorbitante (Díaz: 1568). Las expediciones a Michoacán, Zacatula y Baja California contarían con cientos de africanos. En algunos casos, superando en número a los españoles. La expedición de Alvarado a Perú en 1534 contaría con 200 esclavos y sirvientes y un pequeño grupo de voluntarios africanos. Junto a Pizarro habría dos africanos en Cajamarca (ver La celada de Cajamarca. La conquista se inicia con jaque mate en Moderna n.º 37: La conquista del Perú), Juan García y Miguel Ruíz, mulatos libres voluntarios, así como un número desconocido de esclavos de origen africano. De hecho, la única baja entre los españoles en la captura de Atahualpa sería un esclavo negro (Restall: 2003: 58 y Lockhart: 2012).

Los primeros no nativos en ver Cuzco en 1533 incluirían a un africano. Después, durante el asedio a la ciudad de Manco Inca (ver El sitio de Cuzco en Moderna n.º 37: La conquista del Perú), negros apagarían los incendios que prendían los atacantes andinos y 200 africanos con experiencia militar serían enviados para levantar el asedio (Restall: 2003: 60). Entre 1529 y 1537 los hermanos Pizarro recibirían 258 licencias para la importación de esclavos a Perú. Además, muchos esclavos llegarían ilegalmente, 400 enviados desde Panamá en 1535. Se estima que durante la guerra civil en Perú en la década de 1540, el número de africanos llegaría a 2000 y a principios de 1550 a 3000 (Restall: 2003: 61).

Casos específicos de conquistadores negros

Existen casos individuales bien documentados de algunos esclavos que participarían en la conquista y del Nuevo Mundo:

Juan Valiente, nacido en África occidental hacia 1505, llegó como esclavo a México. Hacia 1530 fue comprado por Alonso Valiente, quien lo bautizó y lo llevó a trabajar a su casa en Puebla. En 1533 convenció a su señor de que lo dejara partir como conquistador, durante un período de cuatro años, para regresar con botín. En 1534 se unió a la expedición de Alvarado en Guatemala, que acabó dirigiéndose al norte de Perú. Allí Diego de Almagro alcanzaría un acuerdo con Alvarado y daría la oportunidad a sus hombres de unirse a él. En 1535 Valiente iría con Almagro a la conquista de Chile, una expedición que demostró ser de muy alto riesgo. En 1540, aún en Chile, ya sería capitán donde participaría en las campañas contra las tribus de Auracania. Servicio por el que sería recompensado con tierras en la ciudad de Santiago de Chile, y una encomienda. Se casó con Juana de Valdivia, posiblemente esclava africana del gobernador de Chile.

Durante este tiempo, Alonso Valiente no olvidaría el acuerdo al que llegó con su esclavo, tras varios años sin poder contactar, envió a su sobrino para hacerle o acordar un pago por su manumisión. Valiente mantuvo su lado del acuerdo y quiso regularizar su situación con su antiguo señor. En 1550 pagó a un oficial real para llevar a cabo los trámites en Lima o Puebla, pero el oficial huyó a España con el dinero. En 1555 Alonso volvió a oír noticias de su esclavo, pero era ya tarde, Juan Valiente había muerto luchando contra las tribus de Auracanias en la batalla de Tucapel (Restall: 2000 y 2003). Otros casos bien documentados de conquistadores negros incluyen los de Juan Garrido, Juan Bardales, Juan García, Sebastián Toral o Juan Beltrán (Restall: 2000 y 2003).

Conclusión

Desgraciadamente, la imagen popular en España de la conquista de América suele dibujar a los conquistadores como un grupo uniforme de soldados castellanos que conquista América para la corona, o, simplemente, como sangrientos genocidas. Esta imagen ignora el complejo proceso histórico de la conquista, y la presencia de los africanos (tanto esclavos como libertos), su condición, su papel y su número. Los riesgos que corrían eran muy elevados, y los beneficios se harían en gran medida a costa de la población indígena. Pero los africanos encontraron en las expediciones la mejor (si no única) salida de una vida de extrema dureza, para conseguir la libertad, y, en algunos casos, hasta cierta riqueza.

Bibliografía:

  • Blumenthal, D. (2009). Enemies and familiars. Ithaca: Cornell University Press.
  • Díaz, B. (1568). Historia Verdadera De La Conquista De La Nueva España.
  • Earle, T. and Lowe, K. (2010). Black Africans in Renaissance Europe. Cambridge: Cambridge University Press.
  • Lockhart, J. (2012). The men of Cajamarca. Austin, TX: Institute of Latin American Studies by the University of Texas Press.
  • Restall, M. (2000) Black Conquistadors: Armed Africans in Early Spanish America. The Americas, vol. 57, nº 2. Cambridge: Cambridge University Press.
  • Restall, M. (2003). Seven Myths of the Spanish Conquest. 1st ed. Nueva York: Oxford University Press.
  • Rio, A. (2017). Slavery after Rome, 500-1100. Oxford Scholarship Online.
  • Saunders, A. (2010). A social history of black slaves and freedmen in Portugal, 1441-1555. Cambridge: Cambridge University Press.
  • Scott, S. (2009). The Visigothic Code: (Forum judicum). Ithaca, New York: Cornell University Library.
  • Smith, C. (1989). Christians and Moors in Spain. Warminster: Aris & Phillips.
  • Thomas, H. (1999). The slave trade. New York, NY: Simon & Schuster.

Este artículo forma parte del I Concurso de Microensayo Histórico Desperta Ferro. La documentación, veracidad y originalidad del artículo son responsabilidad única de su autor.

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